Que el vínculo familia-escuela se mantenga activo es fundamental para que el proceso de enseñanza aprendizaje funcione.Cuántas veces oímos en la escuela que la culpa del fracaso de algún alumno es la nula implicación familiar o también escuchamos a las familias echarles la culpa a los maestros.
La relación con la familia creo que nos aporta grandes beneficios,facilitando el conocimiento de la situación de nuestro alumno, colaborando con sus hijos en la misma línea que en la escuela, aportando ideas e incluso ayuda como voluntarios.
Ahora bien, creo que tanto los maestros como los familiares necesitamos una formación básica, puesto que te encuentras con personas que si no tienen claras sus funciones y límites pueden entorpecer esta dinámica.
El hecho de otorgar a las familias la posibilidad de participar en la toma de decisiones, en la evaluación y en las actividades puede llegar a ser un arma de doble filo.
Pienso, pues, que debemos informar y formar a las familias antes de ampliar su papel como miembros activos de la comunidad educativa.